¿Cómo no entenderlo al hombre que se fue a Marte porque quería estar solo? ¿Acaso no lo haríamos todos si tuviéramos la oportunidad? En esta entrañable historia veremos cómo nuestro protagonista enlaza una sentida relación con una familia y sus penurias (las de ambos). La novela de David Barnett (Harper Collins, 2018) apela al sentido común y la empatía y siempre es buen momento para traerlos a cuenta.
POR BENJAMÍN LOMBARDO
El hombre que se fue a Marte porque quería estar solo tiene uno de los mejores títulos de la narrativa contemporánea. Pero esta fue la traducción al español, ya que en su inglés original, Barnett lo tituló Calling Major Tom, haciendo alusión al personaje de Space Oddity, la canción de David Bowie. Y así todo es un gran juego de palabras.
A Thomas Major, nuestro protagonista, no le gusta la gente (Podemos comprenderlo, claro que sí.) Por eso, cuando el astronauta que debía ir a Marte por primera vez sufre un infarto y cae muerto ahí nomás, Thomas pide reemplazarlo. Qué mejor lugar para un solitario que el espacio mismo, ¿verdad? Una vez en su nave, decide llamar a su ex esposa y por error marca el número de Gladys. Gladys es una señora mayor que sufre un leve grado de demencia dada su edad. Comienzan hablando y de algún modo, Major termina involucrado con la familia. El nieto de Gladys, James, tiene diez años e intenta ganar un concurso de ciencia en su escuela mientras tiene que lidiar un bullying violento de parte de sus compañeros. Su nieta, Ellis, tiene quince años y se deshace entre distintos trabajos para poder sostener a la familia (su padre está en prisión) sin tener que depender de la ayuda estatal. Y aunque no te guste para nada la gente, frente a este cuadro, uno siente que debe hacer algo, sobre todo si puede. Y Thomas Major es un hombre de ciencias y la historia de James narrada con candidez por parte de la abuela, llama su atención.
Puede ser una tragicomedia, cómo no: por igual arrancará carcajadas sinceras y lágrimas frente a la adversidad que se enfrentan los personajes.
Una novela vital la de David Bernett, con antipatías y esperanzas, llena de diálogos simples aunque profundos que cambiarán la visión malhumorada de Major hacia la humanidad y la de la humanidad que pasará a amar a los tipos como él. Y sí, claro, también habrá película lo cual apura la lectura, ¿a que sí?