Ficha Técnica
Peso |
0.3 kg |
EAN |
9788433962553
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ISBN 13 |
843396255-8
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Subtítulo |
De la variedad genética y el cuerpo humano
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Editorial |
Anagrama
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Páginas |
456
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Edición |
1
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Idioma |
Español
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Sinopsis
¿Cómo se han formado nuestros miembros? ¿Qué es lo que determina nuestra altura? ¿Por qué envejecemos? ¿Por qué la mayoría de nosotros ha nacido con una sola nariz, dos piernas, diez dedos y veinticuatro costillas, y sólo algunos de nosotros no? ¿Cómo es posible que unos seamos pelirrojos y otros no tengamos ni un pelo en la cabeza? Se nos ha dicho que el genoma humano nos hace tal como somos. Pero ¿cómo lo hace?
Las diferencias, e incluso las deformaciones, pueden parecer un camino poco acertado para acercarse a la cuestión de qué es la normalidad o la perfección, pero, gracias al estudio de individuos afectados por enfermedades congénitas, la mayoría de las cuales tiene causas genéticas, aún podemos saber más acerca de los mecanismos del desarrollo humano, del crecimiento y del envejecimiento. Las anomalías congénitas no sólo revelan fallos que ocurren en el interior del útero, sino también fallos que se han dado a lo largo de toda nuestra historia evolutiva.
Leroi nos ofrece una fascinante historia de la medicina, una asombrosa exploración de la forma humana y todos sus aspectos hermosos y únicos (desde los más grotescos a los más bellos), para explicar cómo hemos llegado a ser lo que somos, cómo crecemos y qué ocurre cuando aparece un defecto.
Una versión biológica de El hombre que confundió a su mujer con un sombrero de Oliver Sacks, un brillante ensayo sobre nuestra gramática genética que mantiene un perfecto equilibrio entre la información científica y los relatos que encontramos tras algunas de las figuras históricas más cautivadoras: una maestra cuyo sexo cambió después de la pubertad y su miserable destino en los barrios marginales de París; unos niños que, al igual que el cíclope de Homero, nacieron muertos y con un solo ojo en la frente; un pueblo de longevos enanos; una familia peluda que fue acogida en la corte real de Birmania durante cuatro generaciones (y de la que Darwin extrajo una de sus más completas deducciones sobre herencia genética); los hombres de la tribu wadoma, conocidos como los "pies de avestruz"...