Los personajes más emblemáticos de la industria del cine, la política y la música eligen sus títulos de cabecera: abundan los clásicos, por supuesto, y priman los rusos. En algunos se evidencia su personalidad mientras que otros sorprenden gratamente. Vean.


John Travolta: Aeropuerto, Arthur Hailey.
Pierce Brosnan: Las uvas de la ira, John Steinbeck. No defrauda este James Bond. Lo sabemos un gran lector desde el día que bautizó a uno de sus hijos como Dylan Thomas.
Natalie Portman: El diario de Ana Frank.
Owen Wilson: Las aventuras de Huckleberry Finn, Mark Twain. Un infaltable de la niñez.
Daniel Radcliffe: El maestro y Margarita, Mikhail Bulgakov. El actor de Harry Potter elige esta novela rusa donde el diablo toma como escenario de acción Moscú en la década del 30.
Sir Alex Ferguson: La isla del tesoro, Robert Louis Stevenson.
Tom Hanks: A sangre fría, Truman Capote.
Sir Michael Cain: El manantial, Ayn Rand. El gran actor inglés se perdió entre las páginas de la lucha de un arquitecto para no dejar su visión en contra de lo establecido por la sociedad.
Martin Sheen: Los hermanos Karamazov, Fiódor Dostoievsky.


Megan Fox: Besos que matan, James Patterson.
Kurt Cobain: El perfume, Patrick Suskind.
Kate Moss: Los hermosos y malditos, F. Scott Fitzgerald. La modelo más emblemática de los 90 amó esta historia done, confiando en la herencia de su abuelo, Anthony lleva una vida desentendida y llena de derroches junto con su esposa. La tragedia se desencadena cuando el dinero que esperaba no llega y ya está envuelto en deudas.
Matt Damon: La otra historia de Estados Unidos, Howard Zinn. La historia americana contada desde la visión de las minorías fue la elección del actor.
Kate Winslet: Therese Raquin, Émile Zola. La actriz ama la historia de Therese, quien está casada con su primo pero se enamora de Laurent con quien comete un crimen que acarrea el peso del remordimiento.
James Nesbitt: El guardián entre el centeno, JD Salinger. El clásico de la rebeldía para Nesbit.
Anne Hathaway: El jardín secreto, Frances Hodgson Burnett.
Jim Carrey: Crimen y castigo, Fiódor Dostoievsky.
Barack Obama: La canción de Solomon, Toni Morrison. el ex presidente norteamericano no sorprende con su elección: a través de la lucha del protagonista, Toni Morrison problematiza sobre cuestiones raciales en Estados Unidos.
Mel Gibson: 1984, George Orwell. O cuando la ficción es la realidad.
Steven Spielberg: El último de los mohicanos, James Fenimore Cooper. Un clásico americano.


Emma Watson: El Principito, de Antoine de Saint-Exupery.
Drew Barrymore: El hombre en busca de sentido, Viktor Frankl.
Chevy Chase: Moby Dick, Herman Melville
Morrissey: En Gran Central Station me senté y lloré, Elizabeth Smart. Una obra que sin dudas tiene el mismo título que podría haber tenido cualquier canción de The Smiths.
Emma Thompson: La Odisea, Homero.
Simon Cowell: DisneyWar, James B. Stewart. El polémico productor prefiere una historia real: la visión interna del conflicto que se desató cuando el sobrino de Walt Disney renunció a la compañía de animación y declaró la guerra al jefe ejecutivo Michael Eisner en 2003.
Alec Baldwin: Matar a un ruiseñor, Harper Lee.
Stephen King: El señor de las moscas, William Golding. Una novela donde se explora la pérdida de la inocencia así como la brutalidad frente a la civilización.
George Clooney: Guerra y paz, Leon Tolstoi.

