Oh, la curiosidad, siempre atenta, siempre acechando. Coincidir en la lectura de quienes leemos es una pequeña satisfacción personal, saber que repasamos las mismas letras y nos emocionamos en los mismos títulos son hasta batallas ganadas. Ver a Borges leer a Cortázar o destacar cómo coinciden muchos con Huck Finn de Twain y James Joyce, nos da la garantía que vamos por el camino mejor transitado.
La autora de Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado asegura leer y releer Historia de dos ciudades de Charles Dickens, la Biblia, El ángel que nos mira de Thomas Wolfe, y muy especialmente Mujercitas de Louise May Alcott: “Cuando leía a Alcott, sabía que aquellas niñas de las que hablaba eran todas blancas, pero eran agradables y las entendía. Me sentía casi como si estuviera allí con ellas, en su salón y su cocina”.
La Rowling siempre habla de Jane Austen, en concreto de su novela Emma, porque “te sumerge en la historia y, cuando llegas al final, sabes que has visto algo fantástico en acción”.
El autor japonés ama las novelas de Philip Marlowe y de Raymond Chandler. También El gran Gatsby de F. Scott Fitzgerald, El guardián entre el centeno de J. D. Salinger y Los hermanos Karamázov, de Dostoievski.
Borges aseguraba que no hubo otro autor más influyente que Julio Cortázar, del que destaca sus Cuentos. Otras obras favoritas fueron América de Franz Kafka, Los relatos del padre Brown y La cruz azul de G. K. Chesterton y La piedra lunar de Wilkie Collins.
Los favoritos de la creadora de Poirot fueron Casa desolada de Charles Dickens, El tercer hombre de Graham Greene y El último septiembre de Elizabeth Bowen.
Fan de Tolkien (no sorprende), Martin leyó El señor de los anillos cuando estaba en la escuela. También declaró que Estación Once de Emily St. John Mandel, un libro sobre un grupo de actores en una sociedad postapocalíptica, es su favorito.
En 1887, Mark Twain escribió una carta en respuesta a un reverendo de Maine que le pedía recomendaciones literarias para jóvenes, así como un resumen de sus libros favoritos. Allí reseñó La Revolución Francesa de Thomas Carlyle, La muerte de Arturo de Sir Thomas Malory, Las mil y una noches y, curiosamente, B.B., “un libro que escribí hace algunos años, no para publicar, sino solo para mi disfrute privado”.
En una entrevista en 2013 con el Boston Globe, Oates compartió el nombre del autor que más ha marcado su carrera. Es Fiódor Dostoievski, especialmente su Crimen y castigo. También reclamaba que se leyera más el Ulises de Joyce, aclarando que es difícil, sí, pero que siempre merece la pena.
La autora de la Inglaterra del siglo XIX devoraba obras como El corsario de Lord Byron, o Los misterios de Udolfo de Anne Radcliffe, pero su favorito siempre fue Sir Charles Grandison de Samuel Richardson.
El Ulises de Joyce, La metamorfosis de Kafka, Petersburgo de Andrei Bely y la primera mitad de En busca del tiempo perdido de Proust.
Fan del Don Quijote de la Mancha, entre sus favoritos se encuentran también Oreo de Fran Ross, y La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres de Siri Hustvedt, aunque él mismo reconoce que no es del todo imparcial en esta última elección ya que Siri es su esposa desde 1982.
Lector infatigable, Hemingway publicó en 1935 en la revista Esquire un listado de sus libros favoritos, entre los que destacó Anna Karenina y Guerra y paz de Tolstoi, Cumbres borrascosas de Emily Brontë, Madame Bovary de Flaubert, Los hermanos Karamázov de Dostoievski, Las aventuras de Huckleberry Finn de Mark Twain y Dublineses de Joyce.