Poco personaje más fascinante de la literatura como la bruja. La reencarnación, su conocimiento sobre la naturaleza y la inmortalidad son las tres temáticas que las traspasan. ¿La locación por antonomasia? Nueva Orleans. Y el fuego como elemento corolario: siempre terminaban muertas en la hoguera. Verdaderos aquelarres de magia.
Fotografía y arte: Laura Makabresku
Las brujas de Eastwick, John Updike
Tres mujeres divorciadas se dedican al arte y a la magia hasta que aparece un atractivo y misterioso hombre que las seduce a las tres, por separado y en conjunto. Los elementos realistas y fantásticos, divertidos y trágicos, además de un alto voltaje sexual llevaron la novela al cine.
Las brujas de Salem, Arthur Miller
Además de casarse con Marilyn Monroe, Miller reivindicó la figura de la bruja como clave para la resistencia. Narró las vivencias de las mujeres y su persecución haciendo un paralelismo con la actualidad de su país en aquel momento: el macartismo y los comunistas.
Desde la madre del mismo Juan Preciado, el protagonista de la novela, la moribunda Dolores, hasta muchas de las mujeres que aquí se narran, cuentan con la habilidad para predecir el futuro.
El libro de las brujas, Katherine Howe
La autora, descendientes de tres brujas acusadas en los juicios de Salem en 1692, reconstruye a través de documentos relacionados a la brujería y los procesos de persecución. Howe repasa el período más oscuro de la historia americana.
Las brujas, Roald Dahl
En pleno congreso de brujas en Inglaterra, las malvadas planean aniquilar a todos los niños del mundo. El único problema es que ni son brujas ni saben cómo hacerlo. Anjelica Huston es la protagonista de la divertida película.