¿Un matemático que escribe novelas? Guillermo Martínez. Claro, si Sabato era físico, por qué no. De hecho, estudiosos tales logran desarmar la palabra con precisión aritmética. Martínez (Bahía Blanca, 1962) ya es un porteño más: en Buenos Aires se doctoró justamente en Ciencias Matemáticas y más tarde residió dos años en Oxford. Influenciado desde niño por su padre, un ingeniero ávido lector, a los doce años ya había ganado su primer premio literario. Cuentista, novelista y ensayista, Martínez cuenta con más de una docena de libros publicados y un cúmulo de reconocimientos como el del Fondo Nacional de las Artes, Planeta, Nadal de Novela y el Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, entre tantos. El autor de Los crímenes de Alicia se sinceró con ESTACIÓN LIBRO y esto nos cuenta. Disfruten.


*¿Principal rasgo de tu carácter?
Obstinación (con su doble filo).
*¿Principal defecto?
Hay muchos y luchan entre sí por el primer lugar. El que más me molesta a mí es cierta impaciencia y malhumor, que me hace durar muy poco los momentos de felicidad. Pero seguramente la gente cercana me señalaría otros candidatos.
*¿Ocupación favorita?
Corregir una novela una vez terminado el primer borrador. Pero fuera de la literatura: ver una película, recordar un capítulo de Seinfeld, encontrarme con un gran libro, jugar bien todo un partido de tenis, tomar una cerveza con amigos. El sexo también, pero es tan incómodo ponerlo en primer lugar como en segundo.
*¿Ideal de felicidad?
Poder escribir todos los libros que tengo en lista de espera. O al menos poder mirar hacia adelante y sentir siempre ganas y tiempo de hacer uno más.
*¿Autores favoritos en narrativa?
Henry James, Witold Gombrowicz, Philip Roth, Ian McEwan, Patricia Higsmith, Borges, Cortázar, Abelardo Castillo… No menciono a mis contemporáneos porque son muchos también pero temo dejar alguien afuera.
*¿Poetas?
Oliverio Girondo, Alejandra Pizarnik.
*¿Un héroe de ficción?
El joven Ouvert, de La lección del maestro de Henry James.
*¿Una heroína?
Odette de Crécy, de En busca del tiempo perdido, de Proust. Y también la tía del protagonista en Última noche de verano, de Erskine Caldwell, que me parecía en la adolescencia la mujer más sensual que pudiera concebirse.
*¿Un héroe de la vida real?
El Che Guevara.
*¿Una figura histórica?
Lenin.
*¿Qué es lo que más detestás?
La parte cíclica y desesperante de la estupidez humana: el regreso de los brujos, el fascismo de gente como Bolsonaro y Trump, las religiones al poder, los antivacunas, el eterno retorno de lo peor de la Edad Media que siempre está al acecho.
*¿Un hecho de armas que admires?
Adiós a las armas. Y también: la destrucción conjunta de armas nucleares en algún momento de la Guerra Fría.
*¿Qué don de la naturaleza desearías poseer?
Ser como el árbol talado que retoña.
*¿Un lema?
«Nada de lo humano me es ajeno», algo que decía Marx, citando a Terencio. Y también el lema de Zorn, sin el que casi nada podría construirse en matemática.