En ESTACIÓN LIBRO queremos empezar agradeciendo a cada uno de ustedes: los lectores, los amantes de la lectura. Llevar adelante cuatro librerías con todos los retos que conllevó el confinamiento con las puertas cerradas, solo logró la victoria en cada libro comprado -así nos mantuvimos-, y leído -así disfrutado-. Gracias por la paciencia, los agradecimientos, cada palabra era un aliento a salir adelante. Gracias por leer el blog, desde ahí «personalizamos» los gustos literarios y buscamos lo mejor en cada uno para que lo disfrutes. Gracias, otra vez.
POR LALA TOUTONIAN
Al principio todos calificamos este momento pandémico que nos toca atravesar como distópico. Las analogías con la ciencia ficción y fantasía literaria fueron y siguen siendo cientos. Y ahí radica, entre otras algunas cosas más, la clave de la lectura. Pasado ese filtro, esa perspectiva que da la literatura y de repente no es más que una realidad aumentada.
Paradójicamente, esto llevó a una disminución de todo, no se pudieron hacer (y no se puede) muchas cosas. Para no abrir mucho el abanico, intentemos quedar estoicamente en el mundo editorial que al fin y al cabo es lo que nos afecta.
Lo peor: cerraron muchas librerías, algunas emblemáticas, y la falta de edición de algún título porque no hubo presupuesto. ¿El temor? Que salieran todos a escribir su propia narrativa o crónica pandémica (chiste). De hecho, no mencionaré a un solo autor o editorial pero confío lleve a pensarlo. Lo mejor: las librerías y editoriales independientes. Hicieron y deshacieron lo que fuera por mantenerse a flote y hasta mejorar su servicio. Otra buena: editoriales extranjeras apuestan por la impresión local. Otra buenísima: las editoriales independientes haciendo sus propias traducciones -no todas son eximias pero así se aprende y no seguir repitiendo gallegadas-.
Una mala: muchos no pudieron, pudimos, leer, los primeros tiempos. El lector medio lo puede ver como un síntoma de lo que atraviesa. ¿Pero y los que vivimos de leer? Pues a leer. Y los temores «¿perdí el amor por la literatura?» y ataques neuróticos del tipo se disiparon con el tiempo, las sesiones de terapia psicoanalítica (más una entrevista que me llevó e releer una parte y sumar un par de libros más del autor), hicieron lo suyo: el amor estaba intacto y hasta mejor, eso de la perspectiva. Y aquí estamos, libro en mano. Lo malo vuelto bueno finalmente. El amor por la literatura estaba intacto.
El período de constitución de las grandes narrativas o ensayos se redujo: hay que escribir, pareciera la premisa. ¿Será buen material? Lo iremos leyendo. Pero es necesario estar al día del consumo de quien finalmente lo exige: vos, el lector. Nuestro desafío es enseñarte cuánto más hay. Por eso trabajamos tanto, porque amamos transmitir las mejores experiencias de lectura y que vos nos confíes la tuya.
El arte en general es el espejo de un tiempo. Y si bien la mujer escribe desde mucho antes que Mary Shelley (perdón, no iba a mencionar autores/as y acá estoy), esta realidad aumentada como decíamos al principio será contada por las mujeres.
Arte: Raquel Lagartos.